martes, 1 de mayo de 2012

Por que SI traer a tu hijo en brazos.

Pocas veces he visto un post y he dicho, bueno voy a compartirlo en mi blog.

Creo que cada quien tiene un punto de vista diferente sobre la crianza y aunque se puedan tener puntos en común con otras familias, siempre hay flecos en los cuales no se termina de coincidir. Pero me ha sorprendido gratamente, que leyendo un post en Red Canguro, veo un artículo realizado por Noemi Hervada (Presidenta de Red Canguro ) y en cada letra me veo reflejada.

Es verdad que mucha gente no comprende el por que me encanta traer a mis peques encima, aunque uno ya tenga 3 años y medio y la otra 2 añitos. Ligeros no son, ya se los digo yo, pero con el porteo he podido seguir disfrutando de ellos y tenerlos cerca de mi.
 Obvio son pocos estos momentos ya que buscan su independencia. Ya quieren correr, saltar y conocer el mundo que les rodea, pero no por ello dejan de necesitar los brazos de sus papis.

 Incontables veces he salido con uno en el cochecito y el otro dándome la mano para luego regresar con uno en brazos de papá y el otro en brazos de mamá.  El cochecito? .. bien gracias, nos ayuda a cargar las bolsas de la compra, para eso si nos va mas que genial. Gracias al fular, es que no me estoy dejando mis brazos y espalda, sino puedo traer a la pequeñina de 11 kilos en mi espalda o en mi costado o el papi con el meitai ( super varonil con el arbol de mordor jejejej) trae a nuestro chiquitin de 15 kilos.

Que decir de los incontables eventos populares donde nos olvidamos de la carreola y cada uno va con su peque a cuestas. Y los nenes? pues se lo pasan pipa!!!! Ven todo desde la perspectiva de los papis.

 Y aun con todo eso, con que la demás gente ve que estan genial y se la pasan de maravilla, nos dicen... Uy!!! no deberian cargar a los niños... que se hacen muy mimados :( De verdad que afan de apartar a los hijos de los padres. Por que carambas no dejan a la gente disfrutar de ellos. Mimados???

Yo diria más bien cuidados, pues atendemos sus necesidades y los procuramos. Les dejamos ir si quieren correr, saltar o estar quietos viendo el paisaje, pero si lo que quieren es que los tomemos en brazos por que estan cansados de tanto correr, que mejor que un portabebés para facilitarme el trabajo.
Y despues de todo este rollo patatero, leyendo el post de Noemí, es que dije " Alguien ha vivido lo mismo que yo y llegó a la misma conclusión".

He de decir que a día de hoy, nos imponen modas más que el sentido común y que si dejáramos de hacer lo que nos dicen pediatras ( del año de la canica), enfermeras del jurásico y padres criados a punta de biberón, veríamos que lo natural es lo mas sencillo y mejor para todos.



 Ya para no marearlos más, les anexo partes que me parecieron importantes del reportaje, y que pueden leer por completo en este blog de Red canguro. Porteo: cómo y por qué.

 " Compré mi primer portabebés estando embarazada aún: una mochila comercial de las que se encuentran en cualquier tienda de puericultura.
No veía diferencias entre unas y otras, así que escogí una como podia haber escogido otra. Como en tantas otras cuestiones, el vacío que nos crea la falta de referencias cercanas, reales y sinceras se encarga de llenarla la publicidad.

Así que ya tenía en casa esa fantástica mochila tan vendida, y ahora solo quedaba esperar para poder usarla.
 El primer día que salí de casa con mi bebé de apenas 5 días, le coloqué en la mochila, dispuesta a disfrutar de lo que ya me parecía algo esencial: llevarle cerca de mi cuerpo. Ese primer contacto con la mochila no fue como esperaba. Sentía que ese artilugio no lo sostenía bien, no lo “envolvía” como hacían mis brazos. pensé que algo fallaba, que tenía que haber otra forma más cómoda, más segura y más natural de llevar a un bebé en brazos.

 Ahí empezó mi búsqueda. Y ahí descubrí todo un mundo. Con mi primer fular me di cuenta desde el minuto uno de la diferencia. Y eso que solo tenía una hoja fotocopiada con unas cuantas imágenes para aprender un par de nudos. Nudos que por supuesto estaban mal hechos, y aun así me daban más confianza que aquella mochila de diseño.

Era inevitable comparar todo lo que iba viendo ( y practicando) con la forma de porteo mayoritaria a mi alrededor. Las mochilas del tipo de la que yo misma había adquirido, mochilas a las que me referí un día, a modo de juego de palabras con la marca más conocida del mercado, como “baby colgón”. Apelativo que derivó en “colgonas”, porque esa es la forma en que va el bebé en ellas, como colgado.

La mayoría de los bebés que nos rodean no van en mochilas, ni de las buenas ni de las malas. Van en carrito. Aislados primero en carros-burbuja, que no les permiten ver, ya no solo a sus madres, sino el mundo que les rodea.. , y más tarde en carros sentados hacia el exterior, alejados del cuerpo que tanto necesitan.

 Bebés mecidos, sí, pero no acunados. Bebés queridos sí, pero no abrazados y besados. Bebés paseados si, pero no disfrutando de mamá haciendo de Cicerón de la vida, explicando lo que les rodea.

 Y a los que no se plantean la crianza en brazos, a los que creen que es imposible criar un hijo sin carrito o que han recibdio tantas advertencias sobre “lo malo de coger a un niño en brazos” que se lo han creído, me gusta recordarles que el porteo es tan humano como lo ha sido la lactancia hasta que lo artificial irrumpió para usurpar el lugar que le corresponde por derecho.
 Del mismo modo que la lactancia materna es la norma, el sistema “by default”, la piedra de toque o la vara de medir en lo que respecta a la alimentación del bebé, y lo demás habría que valorarlo en comparación con esta y no al revés, el porteo es la forma natural de criar a los bebés.

Un recién nacido ahora tiene las mismas necesidades y expectativas que uno nacido hace 2000 años, naciera en Asia, en África o en América. Todos han necesitado, necesitan y seguirán necesitando un contacto continuo con su cuidador principal no solo para completar su desarrollo, sino para asegurar su supervivencia. Por eso encontraremos formas de cargar a los bebés por todo el planeta.

Nunca hasta hace bien poco, los padres se plantearon si era bueno o no llevar a su hijo en brazos o sobre su cuerpo, del mismo modo que no se planteaban si su leche era buena o mala. Si se tenía un hijo se amamantaba, y si se tenía un hijo y había que moverse, la opción más usada era llevarlo consigo, sobre todo si se alimentaba exclusivamente de la madre.

 Ninguna madre pensó en dejar a su criatura sola , lejos de su vista. Del mismo modo que no optaría por no darle de comer cuando lo pidiera… pasaran 4 horas o 4 minutos…ninguna madre salvo las bombardedas por des-información.

Y cuando preguntan sobre las diferencias sobre un portabebe de marca y uno ergonómico, aquí suelo pedir a los padres que piensen en envolver un jarrón precioso y delicado… ¿con qué conseguirían envolverlo mejor respetando su forma y silueta? ¿Con cartón o con tela?

 Hay mucha diferencia entre llevar un bebé “colgado”, siendo el cuerpo del bebé el que se adapte a un artículo preformado de antemano con capacidad de ajuste limitada a llevarle arropado y sostenido por una tela que lo envuelve perfectamente respetando su posición natural, la que suelo llamar “de serie”.

 Cuanto más se parezca la posición de un bebé recién nacido en un portabebés a la del bebé dentro del útero, mejor portabebé será. Y hablando de sistemas “de serie”, el propio bebé si le observamos nos indicará cuál es la forma correcta de hacerlo. Eso es lo que han hecho todos los padres de la historia, sin tener conocimientos de anatomía ni de fisiología del recién nacido.

Seguramente se dieron cuenta que el cuerpo del bebé “encajaba” perfectamente sobre el del adulto que lo llevaba en brazos y solo necesitaban accesorios para mantenerlo así, pegado a ellos, de la forma más natural posible. Para un bebé humano, que aún no tiene definido su mapa corporal, sentirse “hacia fuera”, “colgado”, con las extremidades al aire, sin lugar donde agarrarse, como golpeando al aire, es tan desconcertante e inseguro como sería para un adulto moverse en un espacio sin gravedad.

Los bebés necesitan sentir que se les rodea, que algo delimita su contorno, si no, se sienten como “desparramados” y aumenta su inseguridad y nivel de estrés. Por eso, como excepción a la regla del porteo sobre el cuerpo, en algunas culturas como la de los indios papoose de norteamérica, en las que cargaban a los bebés en una especie de trineo, les fajaban o envolvían para que se sintieran “contenidos”.

Y hasta aqui lo que Noemí escribió, pero que tal parece que ha leido mi mente.

Ahora no tengo unos peques mucho más grandecitos que el que aparece en esta foto y no creo volver a tener uno asi de pequeñin :D pero aun a mis grandotes nenes los sigo porteando la mar de agusto :)

Por favor, seguid su instinto...